Todos tenemos objetivos o metas que queremos alcanzar en la vida. Conozco personas que invierten un buen tiempo en comprarse una buena ropa, un buen móvil, un buen auto, entre muchas cosas. Una persona con objetivos claros siempre dará la impresión de saber hacia donde va.
Parece que los apóstoles tenían bastante claro el tema de los objetivos pastorales dentro del ministerio de Jesucristo. El apóstol Pablo, en medio de una situación compleja, dijo lo siguiente:
Pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles.
Gálatas 2:8
Pablo, el apóstol, está revelándonos, a nosotros, en este siglo, lo que todos en ese entonces sabían y tenían claro de cada uno de ellos, que tras un largo proceso de búsqueda de la voluntad de Dios, entendieron que dentro de la vida pastoral existe: “Un pastor con objetivos específicos”
El apóstol estaba reafirmando su llamado a los gentiles. Esos que no habían crecido dentro de una familia judía ni conocían las costumbres judías. Ellos también necesitaban ser alcanzados por la verdad del evangelio. Pero muchos de los creyentes de la iglesia de Jerusalén no sabían como manejar el tema cultural y religioso al mismo tiempo.
Algunos llamados “judaizantes” abiertamente empujaban a los nuevos cristianos a circuncidarse, esto trajo como consecuencia una disputa sobre “La libertad en Cristo” ahora bien, fue entonces cuando se deliberó una asamblea y llegaron a un acuerdo con el tema y fue no imponerles, sino algunas cosas de costumbre doméstica y de moral.
Allí en ese momento se entendió el llamado del Señor para la extensión del evangelio. Estaba muy claro frente a sus ojos que Dios había llamado al Apóstol Pablo a alcanzar a los gentiles, mientras que el resto de los discípulos tenían un objetivo muy claro con los judíos de nacimiento y cultura.
Entendiendo el llamado
El llamado puede entenderse también como una vocación a la que estamos dispuestos a invertir tiempo. De hecho, en mi libro «Bienvenido al Ministerio» toco el tema del llamado, sobre todo para aquellos que han sufrido en el ministerio o están en sus comienzos.
Esta breve publicidad me sirve para introducirte en la idea de que el llamado se sufre, es decir, el objetivo a alcanzar se sufre. Pero no todo es sufrimiento, también es gozo cuando vemos al objetivo alcanzado.
El pastor David Wilkerson, más conocido por ser el predicador de las pandillas de Nueva York, en su libro “Mi lucha interior” muestra como cientos de hombres y mujeres, con problemas de drogas, alcohol, identidad e inmoralidad, llegaban a su oficina para contarles sus problemas, pero no solo eso, sino que también transmite su objetivo claro de ir por ese tipo de personas.
David Wilkerson es un ejemplo de un pastor con objetivos específicos, se ocupaba de alcanzar a personas complejas, con vidas complejas, esclavos, a las drogas, al alcohol y las bajas pasiones. Este era un rostro que en los EE. UU. de los 70’s y 80’s se evitaba ver en todos los medios, era un estado de inexistencia de esas personas. Pues ese llamado específico se ganó a Nicky Cruz, el líder de una pandilla que tras su conversión muchos llegaron a Cristo.
No hay mejor llamado que otro
Entonces, un llamado específico no es sinónimo de un llamado mejor que otro. Esto es importante entenderlo. Es probable que cuando veas a un ministro recibir honra frente a una multitud de personas, pienses que hay especificidades mejores que otras. Pues no es así, y esto es lo que ha llevado a muchos a creer que solamente el ministerio del pastor es plausible dentro de una organización.
También están los evangelistas, los misioneros y los maestros que tienen una labor itinerante. Lo importante a entender acá, es que la honra es de Dios y él es el que da recompensa. Hay llamados específicos que a veces no se entienden, no se sabe que son o que hacen, pero luego de un tiempo se entiende su propósito.
Como las escuelas dominicales del aristócrata wesleyano Robert Raikes en el siglo XVIII, quien estaba profundamente preocupado por la pobreza y las consecuencias que esta provocaba en los niños. Siendo un movimiento que hasta día de hoy sigue siendo de utilidad para la iglesia.
¿Como saber mi llamado específico?
No existe una fórmula para saber cuál es mi llamado o tu llamado específico. Te puedo decir que ese llamado específico se logra con una buena relación con Dios, su Palabra y una vida trabajando en alguna área del ministerio. Es decir, no surge de la nada, surge del servicio a Dios. Solamente (por experiencia propia) he visto que en los que ha nacido un llamado repentino sin ser servidores terminan destruyéndose a sí mismos.
No en vano el Señor Jesús dijo:
No sea así entre ustedes. Al contrario, el mayor debe comportarse como el menor y el que manda como el que sirve.
Lucas 22:26 NVI
De este modo debemos entender que el llamado específico lo da Dios, y para estar al dial con Dios, debemos mejorar nuestra relación con él y ponernos a la orden de él. Todas las historias que yo he escuchado de grandes ministerios en la historia del evangelio comenzaron con hombres y mujeres muy sencillos “sirviendo” y luego Dios los apartó para el ministerio específico.
Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron
Hechos 13.2-3 RV60
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