No importa si eres rico o pobre, si tienes un puesto de autoridad o eres el más pequeño de una cadena de mandos en una organización. Lo cierto es que al terminar una jornada diaria y estamos en la intimidad de nuestro hogar, nos quitamos la ropa del día y nos vestimos con lo más sencillo y cómodo que tenemos en el closet.
Tengo un recuerdo lejano de mi niñez, por allá a comienzo de los años 90, cuando un movimiento telúrico, sacudió la ciudad donde yo vivía. Era casi la media noche cuando los techos de las casas se agitaban con fuerza, seguido del sonido del crujir de la tierra mientras dormíamos. La gente se levantó como loca, incluso mis padres nos sacaron a todos de la casa y cuando salimos al frente estaban todos los vecinos anonadados por lo que estaba ocurriendo.
Cuando pasó el temblor y todo volvió a la normalidad, se dieron cuenta de que estaban todos desnudos, pues no les dio tiempo de pensar en la forma en la que estaban vestidos, así que todos corrimos despavoridos nuevamente al interior de nuestras casas.
Este hecho cómico de mi vida me hace pensar en los siguientes versículos:
Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, si no vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
Romanos 13:13-14
La vestidura y su significado
Es interesante observar en estos versículos, como el Apóstol Pablo usa la figura del vestido para referirse a un creyente honesto, de buena reputación y que hace el bien. Estar desnudo, en este pasaje, se infiere como un acto de desenfreno en dirección a las bajas pasiones. Así de este modo, podemos tomar este ejemplo para hablar de “La vestidura de un Pastor”
La vestidura de un pastor o ministro de culto cristiano, no es un traje y una corbata, es más que eso. La palabra griega Kómos (Strong: G2970) en este texto se usa, justamente, después de la palabra “Honestamente u Honestidad”, ¿Qué nos trata de decir el Espíritu Santo? También observemos que la palabra Kómos ha sido traducida en la RV1960 como “Glotonería” pero la palabra más exacta que define su naturaleza es “Desenfreno”
Veámoslo desde un punto de vista literal, pensando en una persona que se viste de día como si fuese de noche, como cuando llegó a su casa y se quitó toda la ropa, así es el pastor que no está vestido de la autoridad del Señor Jesucristo para vencer las tentaciones. Es un pastor en desenfreno.
Un Pastor en desenfreno no es honesto
El humanista más grande de América dijo en una frase:
Los que no moderan pasiones, son arrastrados a lamentables precipicios
Andrés Bello
Todos sabemos que el ilustre Andrés Bello era un fiel lector de la Biblia, así que no dudo que en algún momento tuvo que haber leído: 2Ti. 2:22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. Estas pasiones son acciones desenfrenadas que separan la cordura del pastor, de los hechos concretos que debe enfrentar.
Una persona que gasta más de lo que tiene es un desenfrenado, aquel que no mide sus palabras con el sexo opuesto es un desenfrenado, al igual que el que no puede controlar sus deseos pasionales (que es otro tema) este es alguien que vive en desenfreno y no puede ser pastor.
La honestidad es todo lo contrario en este versículo, es un carácter y una templanza en el Espíritu que controla y proyecta el bien hacer. Un pastor desenfrenado siempre da indicios de no tener cordura, mientras que uno honesto, está saciado del bien y no busca más de lo que tiene y puede tener. La evidencia de un Pastor con la autoridad de Cristo es su honestidad.
No confundas desnudez con honestidad
En nuestra sociedad nos enseñan que una persona que habla sin tapujos es una persona honesta. La honestidad es una acción profunda que nace de Dios y busca el bien, no tiene en su naturaleza o en su esencia el mal. De manera que un mal educado que no sabe hablar y dice cualquier cosa, no siempre es una persona honesta, sino “Torpe”
El Señor Jesús era honesto, y esa acción del Espíritu en él daba fruto, pues muchos le seguían y sabían que en él había verdad. Y cuando habló honestamente palabras incómodas, no fue para insultarlos, sino para contrastar la mentira con la verdad, siempre sujeto al Padre.
Con esto, no pienses que un pastor desnudo, que se muestra humano, siendo lascivo, abusando de su poder, mintiendo, blanqueando la mentira como algo que Dios le permitió hacer, y en muchos casos dándole carácter Bíblico y teológico a algo que no lo tiene, es considerado un pastor honesto.
¿No es precisamente lo que está pasando hoy día? Muchos equipos de trabajo de grandes hombres de Dios, callaron este tipo de comportamientos con la idea de “Es que somos humanos” “Es que él es muy honesto”. Jesús era honesto, y esa honestidad estaba en su carácter sin tener que estar desnudo en pleno día, avergonzando al Espíritu Santo.
No podemos seguir confundiendo desnudez con honestidad, es peligroso seguir teniendo esa costumbre de creer que la honestidad da permiso para todo.
Todos somos pecadores
Este versículo cierra diciéndonos: “vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” Esto es una acción, es como una idea subjuntiva del escritor, en su deseo de que los cristianos en Roma, tanto creyentes como pastores, se mantengan en toda honestidad por medio del ejemplo de Jesucristo.
Y precisamente porque todos somos humanos y pecadores. Muchos pastores se confían en sus oficinas y trabajos, de estar vestidos, cuando su actitud demuestra lo contrario. Debemos sincerarnos de nuestra desnudez, de nuestra debilidad o carencia que nos podría hacer caer. Tenemos que revestirnos del Señor Jesús, a través de una relación con él, y esa participación del Espíritu Santo en nuestras vidas nos trae de vuelta al arrepentimiento. Cuando un pastor cae, queda aún más desnudo de lo que estaba.
Todos podemos acceder a la Cruz
Un pastor caído en desgracia, no es un alma sin solución. La gracia de Dios viene sobre el que reconoce su pecado y se aparta. El trabajo de la iglesia no consiste solo en juzgar, sino también en restaurar. Un pastor honesto generalmente se aparta hasta que Dios decida restaurarlo en el ministerio. Porque algo he aprendido en mi vida ministerial y suele ser un poco cruel, pero es la realidad. Dios te puede perdonar y puede olvidar, pero el hombre difícilmente olvida. Es por eso que la Biblia dice lo siguiente para el que desea obispado o pastorear:
Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.
1 Timoteo 3:1-7
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